15
Sep
2024
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El consciente y el inconsciente

Soy Enrique. Soy esa persona que veo reflejada en el espejo cada mañana y con la que me identifico totalmente. Soy esa persona que tiene unas características que definen realmente quien soy y cómo interactúo con el mundo que me rodea.

Esa identidad con la que me identifico es mi ego, el producto de la parte consciente de mi mente, esa parte que se cree con una identidad y con un rol totalmente definidos en la sociedad en la que vivo. Pero, ¿realmente ese soy yo?

Por lo que parece, la psique humana va mucho más allá de la mente consciente. El neurólogo Sigmund Freud y el psiquiatra, psicólogo y psicoterapeuta Carl Gustav Jung indagaron el la naturaleza de la psique humana y trazaron una especie de mapa o estructura que indica que el YO verdadero va mucho más allá de nuestra mente consciente.

La psique

La palabra psique viene del griego ψυχή (psyché) que significa “alma humana”. La psique es esa parte inmaterial e intangible de nosotros mismos que nos permite pensar, sentir, emocionarnos y ser conscientes de que existimos. Según la filosofía, la psique es el conjunto de las capacidades humanas de un individuo que abarca los procesos conscientes e inconscientes. Y según la psicología, la psique humana es el orden mental establecido por el funcionamiento del intelecto, la emoción y la voluntad.

Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, estableció que la psique humana tiene dos modos de funcionamiento: el consciente y el inconsciente.

El consciente y el inconsciente

El consciente tiene acceso a los datos inmediatos que llegan a través de los sentidos, funciona con la lógica y es presidido por el principio de la realidad. Por otra parte, el inconsciente consiste en procesos mentales más profundos que no están disponibles a la mente consciente. Así pues, una gran parte del aprendizaje tiene lugar en el inconsciente (especialmente el reconocimiento de patrones complejos). En él se procesamos muchos de los elementos que entran en nuestros juicios y toma de decisiones. La intuición, la motivación y la atracción interpersonal también están vinculadas a la mente inconsciente.

Según Freud, podríamos comparar la psique humana a un iceberg:

En la imagen queda patente que la mente consciente, la parte que emerge, es muy pequeña comparada con la magnitud de la mente inconsciente que queda oculta bajo la superficie y que «no se ve». La mente inconsciente y su contenido no está directamente disponible a nuestra mente consciente y, sin embargo, condiciona totalmente a la última a la hora de tomar decisiones en la vida diaria.

Gustav Carl Jung va un paso más allá y establece que, aparte del inconsciente personal de cada persona, hay una parte del inconsciente mucho más profunda y que es común a todos los indivíduos: el insconsciente colectivo:

Ésto tiene implicaciones muy importantes puesto que implica que a un nivel más profundo e inconsciente de la psique, todos estamos conectados.

La sombra

Todos aquello que reprimimos durante nuestra infancia queda enterrado y oculto en el inconsciente. Hablamos de miedos, traumas, etc. Muchas veces pensamos que olvidando lo ocurrido desparecerá. Sin embargo, el impacto de lo ocurrido quedará oculto y latente en nuestro inconsciente, despareciendo aparentemente de nuestra mente consciente. De este modo, aunque no nos demos cuenta, la mente insconsciente estará condicionando o coloreando nuestros sentimientos y nuestras emociones, afectando por lo tanto a nuestra mente consciente y a nuestra correspondiente toma de decisiones. Estos miedos y traumas enterrados en el inconsciente es lo que Jung llamó la sombra.

Es en el inconsciente donde residen nuestras creencias arraigadas, y parte de ellas están en la sombra. Nuestras creencias son las que se proyectan en nuestra mente consciente y la condicionan. De ahí la importancia de trabajar cada uno su interior y de ir reconociendo, afrontando y aceptando su sombra.

El papel de los sueños

Según Jung, una forma de conectar la mente consciente con la inconsciente y de reconocer la sombra es a través del trabajo interior con los sueños. En ellos, el inconsciente se comunica con el consciente utilizando símbolos. Los sueños tendrían una función compensatoria que equilibrar las actitudes conscientes del soñador (por ejemplo compensando las emociones) y permitirían ofrecer perspectivas diferentes para afrontar los problemas que nos preocupan. Es por ello que los sueños deben interpretarse en el contexto personal del soñador.

Así pues, los sueños son la vía por la que el inconsciente hace llegar al consciente aquello oculto en la sombra, dando la oportunidad al soñador de recnocerlo, afrontarlo y aceptarlo de una forma segura. El trabajo con los sueños en vigilia es lo que permite integrar finalmente todo aquello sacado a la superficie del inconsciente.

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