27
Ene
2025
1

Muerte y celebración: el cierre de un ciclo personal reflejado en un sueño

Este último año ha sido un período de introspección y de aprendizaje interior muy intenso. Es la primera vez en mi vida que tras vivir una experiencia personal que sacudió los cimientos de mi estructura mental y emocional, poco a poco y con la ayuda inestimable de personas muy cercanas a mí, y a quienes estaré eternamente agradecido, no sólo conseguí sanar el impacto demoledor de dicha experiencia, sino de comprender el por qué y el para qué, el propósito de la misma.

Este último año lo siento a día de hoy como la culminación apoteósica de un largo camino que me ha llevado a finalmente ser capaz de mirar a la historia de mi vida en retrospectiva y poner encima de la mesa todo aquello que ha formado parte de ella y le ha ido dando forma. Finalmente, y tras un trabajo interior intenso y muy duro, se ha levantado el velo que opacaba la vista hacia mi pasado, y he podido descubrir, observar y comprender todos aquellos patrones que habían residido en mí por tanto tiempo y que me llevaron a experimentar la vida tal y como lo hice. He podido contemplar cómo repetí experiencias una y otra vez (con el correspondiente aprendizaje inconsciente) y cuyo desenlace final se ha dado recientemente, conllevando la aparente comprensión de una lección de vida importantísima.

Este desenlace final viene acompañado de dos situaciones muy importantes. Por una parte, la puesta en práctica de fijar límites, algo que nunca he hecho y que volví a repetir de una manera lamentable y devastadora durante esta última experiencia personal. Y por otra parte, el atrevimiento a explorar un nuevo camino que se está abriendo ante mí y que significa muchísimo, pues lo siento parte de mi propósito de vida, algo que siento interiormente con mucha fuerza y que no puedo explicar de forma lógica y racional. La decisión de explorar este camino me supone enfrentarme al más grande de mis miedos y aprender a aceptarme tal y como soy, con todas mis virtudes y mis «defectos».

El toque final a esta experiencia, la guinda del pastel, la ha puesto un sueño que registré la noche del pasado 23 de diciembre. Un sueño que plasma de una forma muy bella lo que han sido estos 48 años de vida desde esa perspectiva personal y que transcribo a continuación, con la correspondiente interpretación.

El sueño

Es de día. Voy en coche con mi primera novia. Ella está conduciendo y yo voy de acompañante sentado en el asiento de copiloto. Vamos por una carretera que está rodeada de bosque. La carretera está inundada de agua que llega a la altura de la base del cristal delantero, de forma que el capó y el motor están sumergidos en el agua. De repente, veo a través del cristal que viene hacia nosotros una ola de agua de un metro de altura. La ola llega hasta nosotros e impacta sobre el coche como un tsunami, dándome un susto bastante intenso. La ola sumerge el coche en el agua por un momento. Mi novia ni se inmuta, se lo toma con total tranquilidad. Le hago comentarios sobre la ola y el impacto, y cómo me ha causado un susto tremendo. Me doy cuenta que ahora el nivel del agua es más alto, llegando a ocupar parte de la luna delantera del coche. Mi novia sigue conduciendo tan tranquila. Le digo que vaya con cuidado porque no podemos ver los límites del asfalto, aunque los árboles nos permiten entrever por dónde va la carretera. Siguiendo el hueco de la carretera entre los árboles tomamos una curva bastante abierta hacia la derecha. Cuando nos damos cuenta, estamos bajando una cuesta, entrando en una especie de túnel subterráneo, y el coche acaba sumergido totalmente en el agua, quedando suspendido en el agua sin contacto alguno con el asfalto. De repente me viene al pensamiento que debo reaccionar de forma rápida para abrir un poco las ventanillas y dejar que entre agua, pues es la única manera que podremos abrir las puertas bajo el agua y podremos salir del coche. Pero el botón para bajar las ventanillas ya no funciona. Me encuentro ante un panorama desolador, pues el coche sigue sumergiéndose hacia las profundidades del agua y no vamos a poder salir de él. En este instante comprendo que vamos a morir los dos y que va a ser una muerte muy fea y angustiosa (me viene al recuerdo la reciente riada en Valencia). […] Estoy con una conocida dentro de un edificio. Hay una luz ténue en el ambiente, la suficiente para poder ver las cosas con algo de claridad. Estamos los dos muy próximos, física y emocionalmente. Estamos los dos medio sentados en el suelo, en el patio del horno de mis padres y mis tíos. Ella está sentada delante de mí, de forma que veo su espalda. Se reclina hacia atrás y se apoya de forma muy cariñosa sobre mí. Gira su cabeza y nos besamos en los labios. Hay una conexión muy cariñosa entre los dos. Ella está casada con un amigo mío. Hay gente caminando cerca de nosotros y no me importa para nada que nos puedan ver. Pienso por un instante que podría ocurrir que mi amigo apareciera en cualquier momento y que quizás si nos ve pueda ser una situación poco agradable. De hecho él está enfrente de nosotros, de pie. Todo está en orden, él acepta el hecho con total tranquilidad. Le digo que hemos llegado hasta aquí después de un viaje con mi primera novia, que en el viaje ha pasado lo que ha pasado, pero que no pasa nada. Mi amigo comprende perfectamente lo que le digo y no le afecta para nada el que su mujer y yo estemos tan juntos. […] Estoy en un piso muy diáfano. Acabo de entrar junto a una chica que conozco muy bien y que me acompaña. El piso tiene ventanales enormes que dejan ver el cielo coloreado por el ocaso del sol. La luz anaranjada y cálida entra por las ventanas e impregna el lugar. A ella le molesta tanta luz porque todavía se está adaptando al nuevo entorno. Detrás de nosotros entra un hombre desde el pasillo. No lo conozco para nada, me resulta extraño, y en un principio me planteo si podría incluso hacernos daño. Pero no. Este hombre entra al piso y empieza a abrir las ventanas y subir las persianas para que entre más luz. Como a mi acompañante le molesta la luz de momento, me acerco al hombre y muy cordialmente le comento la situación y le pregunto si puede atenuar un poco la luz para que ella se adapte mejor. El hombre abre un compartimento al lado, separado por paredes de cristal transparente, y comienza a bajar un poco las persianas y a despejar el lugar de cosas para que ella pueda adaptarse mejor. Se lo agradecemos. Le planteo a esta chica el hecho de si nos hemos muerto, pues en cierto modo algo carece de sentido. No somos conscientes de la transición hasta donde estamos, y le pregunto abiertamente si hemos muerto. Ella comparte conmigo que tiene el mismo pensamiento (esta chica va cambiando de apariencia exterior, y voy viendo diferentes mujeres que han pasado por mi vida, tanto familiares, como amistades y parejas). […] Estoy en otro interior de un piso. Hay mucha luz blanca. Veo una gran mesa enfrente mío donde hay reunida mucha gente: mi hermana, mi amiga María, mi amiga Amparo, mi amiga Marta, mi cuñado… Es una mesa enorme repleta de gente que forma parte de mi círculo cercano en mi vida actual. Hay otra mesa al lado donde están sentados mis padres y su grupo de amigos (que son como tíos para mí). Mi padre hace comentarios muy simpáticos sobre sus amigos, de cómo les gusta comer bien. Siento que es una reunión preciosa donde estoy rodeado de muchas personas cercanas a mí, que le dan sentido a mi vida. Hay un ambiente de celebración y felicidad total. Estoy comentando junto con todos los presentes en la mesa de enfrente el hecho de que todos estamos muertos, y todos coincidimos en que es así. Hay una aceptación y tranquilidad total. Me muestran un papel donde aparece dibujado un mapa de los continentes del mundo con tinta azul y vemos cómo una línea horizontal va desplazándose por el mapa, de arriba a abajo, y que representa una ola de agua que está sumergiendo el planeta bajo el agua. Reconozco que esa es la ola que nos ha impactado y atravesado cuando estaba en el coche junto a mi primera novia. Vemos en el mapa cómo la ola acaba cubriendo por completo el mapa, y cómo los límites de los continentes se desvanece de repente y por completo. Sólo hay agua. Es un reinicio completo. Les comento que Seth habla de eso en sus libros, de los reinicios de las diferentes civilizaciones antiguas. Mi hermana asiente diciendo que es así y me río con gracia comentándole que ella nunca ha leído a Seth. Es un momento simpático. Reina la comprensión, la aceptación y la felicidad.

La interpretación

Para hilar una interpretación, primero busco las asociaciones que me vienen a la mente para cada uno de los personajes, objetos, contexto y acción en el sueño.

En la primera escena:

  • Coche: el vehículo con el que recorrer caminos. Para mí representa el vehículo con el que recorro el camino de la vida.
  • Mi primera novia: Con ella surgieron aquellos patrones de comportamiento que han permeado mi personalidad durante tantos años. Ella es la que conduce el coche, son estos patrones los que toman el control del viaje. A pesar de las circunstancias ella está todo el rato tranquila, y ésto lo interpreto como que estos patrones han estado en mi vida porque han sido parte del propósito de aprendizaje. Tenía que ser así.
  • Carretera inundada de agua: El camino está inundado por completo. En mis sueños el agua suele representar emociones. En este caso interpreto, sin duda alguna, que mi camino ha estado desbordado emocionalmente desde el inicio y lo he tenido que ir transitando como he podido. A pesar de no poder llegar a ver el asfalto, los árboles siempre me han permitido seguir el camino correcto, con el correspondiente aprendizaje.
  • Impacto de la ola: lo interpreto como el impacto emocional después de cada experiencia. Dicho impacto genera una alteración considerable que me hace cuestionar las cosas. Pero mi primera novia (los mismos patrones) sigue conduciendo el coche. Con cada impacto de una ola, el nivel del agua (desborde emocional) se eleva, sumergiendo el vehículo cada vez más.
  • Giro en la curva y descenso por la rampa a un túnel subterráneo: Es un último giro antes de acabar completamente sumergidos en el agua. Hay un descenso a las profundidades. La muerte (el fin de ciclo) ya es inevitable. La tranquilidad que siento ante tal situación me hace indicar que tiene que ser así, que acepto plenamente la experiencia y que el fin del camino es inevitable.

En la segunda escena:

  • La mujer: la conozco en la vida real. Es una mujer inteligente, muy espiritual, una mujer que no oculta su piel bajo capas de maquillaje, que se muestra tal y como es, y eso la hace una mujer madura muy bella.
  • Su marido: lo conozco personalmente en vigilia. Es una persona muy querida y apreciada, y vive una vida más mundana y material.
  • Luz ténue: aporta la luz necesaria para poder ver las cosas, y aporta un contexto de intimidad importante.
  • El patio del horno: un lugar que es parte de toda mi vida.
  • La situación de pareja y mi intención: los dos están casados (son una totalidad) y representan dos polos. Por una lado ella representa la energía femenina y espiritual, mientras que él representa la energía masculina y mental. A pesar de estar casados, siento que ella se siente sola, especialmente en ese contexto más espiritual. Ella representa mi interés de conectar con la espiritualidad desde la energía femenina, desde la intuición. El hecho de tener la cercanía y el cariño con ella me indica dos cosas. Por una parte, he conectado con esa parte mía y he iniciado claramente un camino más espiritual. Y por otra parte, acepto totalmente que este camino lo voy a recorrer en soledad. Él, por su parte, se queda a un lado (dejo esa parte mía que ha liderado mi forma de comprender la vida tantos años) y acepta que yo lo deje atrás y busque la conexión y la unión con la otra parte más espiritual, aunque ambos van a seguir presentes, pues son un todo.

En la tercera escena:

  • El piso diáfano: entro en un lugar nuevo, abierto, espacioso. Hay un cambio obvio. Los ventanales son enormes y dejan ver todo lo que hay afuera (permiten «ver» de forma transparente todo aquello que «hay afuera»). Está adaptándose al nuevo lugar (adaptándose al cambio de estado interior).
  • El paisaje exterior: hay unas vistas excepcionales, pues se ve un inmenso cielo, hermosísismo, con los colores del ocaso del día (belleza que surge justo en el final del ciclo del día, cuando el sol está a punto de «morir», pero nacerá de nuevo después de la noche).
  • La chica: me acompaña pero no reconozco su identidad, aunque sé que la conozco muy bien (puede representar el surgimiento de una nueva parte de mi personalidad que siempre ha estado ahí, aunque no con fuerza).
  • El hombre: alguien desconocido que inicialmente lo siento como extraño o peligroso (energía masculina menos presente en mi vida, como «desconocida»). Se hace presente y empieza a tomar acción (puesta en marcha de otro tipo de energía que va a ir en paralelo con la nueva energía femenina).
  • Bajar un poco las persianas: adecuar la luz para hacer la transición de la mejor forma posible. El hombre ayuda cordial y amablemente a esta transición (colaboración de la energía masculina.
  • Planteamiento de haber muerto: la chica y yo estamos sorprendidos de la posibilidad de haber muerto y de no haber sufrido un «final absoluto». Sabemos de dónde venimos y sentimos la «transición».

En la cuarta escena:

  • Piso diáfano con luz blanca: es otro piso diáfano, muy espacioso y ya con luz blanca que lo permea todo.
  • Gente en las mesas: es gente que me ha acompañado en este último período en vigilia y que han supuesto una pieza de mi rompecabezas de vida.
  • Mapa: el mensaje es muy claro, y es que todos hemos llegado a un final y procedemos a un reinicio. La ola cubre todo el mapa y desparecen los contornos de los continentes (las «formas» de los patrones marcados en el «mapa»).
  • Alegría y comprensión: a pesar de ser una «muerte», esta muerte tiene un sentido marcado por el mapa. Todos juntos hemos participado en el proceso. Todos y cada uno forma parte de un rompecabezas mucho más grande. Haber logrado finalizar el ciclo implica una alegría enorme que se respira en el ambiente y que hace sentir la unión entre todos.
  • Reinicio: aprendizaje completado y apertura de un nuevo capítulo del libro de la vida.

Algo ha cambiado en mí a nivel interior. Empiezo a «comprender» (interiormente) que toda y cada una de las experiencias que he vivido en mi vida han sido indispensables para llegar hasta este momento. Pero esta comprensión va mucho más allá de lo que el lector se puede imaginar, pues trasciende por completo la lógica y la razón. Sin embargo, la comprensión a nivel interior es abrumadormente intensa, de tal calibre que es imposible no aceptarla. Todas y cada una de las experiencias vividas, por buenas o menos buenas que hayan parecido en el pasado, adquieren un significado tan profundo que no puedo sino quitarme el sombrero y agradeder a la vida todo lo vivido hasta hoy.

Y que mis sueños sigan reflejando mi estado interior con tanta belleza me aporta algo muy especial: siento que en la soledad de mi camino estoy siendo guiado y acompañado. Empiezo a abrazar la vida de otra manera mucho más íntima, con todo lo bueno y con todo lo menos bueno, y con la esperanza y la ilusión de continuar aprendiendo y creciendo.

También te podría gustar

El Camino Interior (I)
«En Algún Lugar del Tiempo» («Somewhere In Time») (1980)
Entrevista en el podcast Despierta: «Los sueños, un GPS emocional»
Interpretar y honrar los sueños: constelaciones oníricas

Deja una Respuesta

error: Content is protected !!