30
Dic
2024
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Sueños Lúcidos (I)

Hay sueños fascinantes en los que somos testigos de cosas o experimentamos acciones que se salen de la lógica cotidiana. Recuerdo haber volado como Superman, estar en ciudades desconocidas, encontrarme con personas famosas, etc. Pero en todos estos sueños siempre ha habido algo en común: parece que funcionamos en «piloto automático».

Esa es la característica de lo que podemos denominar el sueño ordinario. Pueden haber o suceder cosas muy bizarras, pero que, sin embargo, no nos impactan para nada en el sueño. Esto sucede porque la parte consciente de nuestra mente está «desactivada» durante el sueño, con lo que dentro de la realidad del sueño no tenemos activa nuestra capacidad de razonamiento crítico y lógico, al igual que tampoco solemos tener acceso a la memoria de vigilia.

Sin embargo, hay algunos sueños en los que, de forma accidental, nos damos cuenta de que lo que estamos viendo o lo que está ocurriendo es absurdo. Y de repente la mente consciente «despierta» dentro del sueño, ¡dándose cuenta de que estamos inmersos en un sueño!

Así pues, un sueño lúcido es aquel en el que el soñador, desde dentro del sueño, se da cuenta de que está soñando y se vuelve totalmente consciente de estar experimentando la realidad del sueño.

En mi experiencia personal, siempre que me he dado cuenta de estar dentro de un sueño, justo en ese instante he «sentido» que «algo» entra súbitamente en mi cuerpo onírico, y es la forma en que se suele manifestar la «entrada» de mi capacidad de razonamiento crítica y lógica, junto con la memoria de vigilia.

Una vez consciente de estar dentro de un sueño, el soñador tiene la posibilidad de permanecer como un mero observador de lo que está sucediendo en el sueño y dejar que se desarrolle, o bien puede decidir interactuar con el contenido y el desarrollo del sueño de forma totalmente consciente y crítica.

Mi primer sueño lúcido fue muy breve pero impactante: «Me despierto y me siento sobre la cama. Estoy en mi dormitorio. Sin más, me pregunto si puedo estar en un sueño. Decido mirarme la palma de la mano para ver si tengo cinco dedos. ¡Y para mi sorpresa veo que la mano sólo tiene tres dedos! ¡¡Estoy en un sueño!! La situación me alegra y me altera emocionalmente. Decido juntar y frotar las palmas de mis manos, tal y como se describe en el libro que leí sobre sueños lúcidos. Para mi sorpresa, hay una fuerza externa a mí que me impide mover las manos para juntarlas. Me siento totalmente incapaz de juntarlas por mucho esfuerzo que haga…». Y desperté.

Aquella sensación de experimentar «otra realidad» fue abrumadora, aunque me quedé un tanto decepcionado por no haber podido hacer prácticamente nada en el sueño. Pero la decepción duraría muy poco, pues muy pronto llegaría el segundo sueño lúcido, uno más de los muchos que estaban por llegar…

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