Algunos sueños permanecen en mi memoria toda la vida, mientras que otros se esfuman delante de mis narices
El recordar los sueños se está convirtiendo en una experiencia muy curiosa e interesante. Tal y como dice el título de esta publicación, he de convivir con el hecho tan dispar de que hay sueños cuyo recuerdo permanece vívido en mi memoria toda mi vida, mientras que recientemente he de confrontar la situación de que el sueño, estando en mi memoria en un instante, se desvance de mi memoria sin que pueda hacer nada por retenerlo.
Son tres los sueños que han marcado mi vida y que creo fehacientemente que han llegado a forjar mi personalidad. EL primer sueño («El Beso») lo tuve a los 11 años; el segundo («El Último Tren Se Va»); y el tercero unos pocos años después («Una Visita Inesperada»). Estos tres sueños siguen en mi memoria a día de hoy, a mis casi 48 años. Y siguen vivos en mi ser de tal manera que el simple hecho de recordarlos mientras escribo estas líneas hace que me emocione.
En estos dos últimos años durante los cuales estoy prestando atención a mis sueños, estoy registrando una media de dos sueños por día. Así pues, hay días que recuerdo uno, dos o tres sueños a lo largo de la noche, hay días en los que no recuerdo ninguno y hay días con picos de hasta 8 o 10 sueños.
Pero hay un hecho que experimento a veces, y que me fascina y me frustra al mismo tiempo. El hecho en cuestión es que hay veces que me medio despierto y me quedo en un estado de duermevela. En ese estado soy semi-consciente de estar despertando y tengo un sueño en la memoria. Empiezo a tratar de recordar el sueño con todos los detalles posibles, y soy capaz de recordarlo, con sus imágenes, su contexto y toda la acción. Sin embargo, en el momento en que tengo todo el sueño en mente y decido despertar para registrarlo, en ese preciso instante siento cómo el sueño ¡se desvanece completamente de mi memoria! Y sí, pongo el énfasis en «siento» porque la sensación es como si me lo borraran delante de mis narices.
El caso más extremo fue una noche en la que me ocurrió exactamente ésto, por tres veces consecutivas y con el mismo sueño. Es decir, me medio desperté, recordaba el sueño perfectamente, y al tratar de despertar y registrarlo se esfumó. Me volví a medio dormir, volvió el recuerdo del sueño al completo, pensé que ahora sí que no se me escapaba, pero al despertar ¡volvió a desvanecerse por completo!. ¡¡Y así por una tercera vez!!
Ante este hecho, me he preguntado muchas veces si este tipo de sueños que se desvancen por completo de la memoria podrían contener información que, por las razones que sean, no deben quedar en la memoria accesible al ego o a la mente consciente.
Sea como sea, siento que el mundo de los sueños y, por ende, el mundo interior, no se rige por la razón y la lógica. Siento que el método científico, tal y como lo entendemos y lo aplicamos hoy en día, se queda muy corto para poder comprender un universo tan vasto y magnificente como el Universo Interior. Así pues, me toca simplemente abrazar y aceptar mi Mundo Interior tal y como ES, y dejarme llevar por él sumergiéndome y viviendo la experiencia. Tengo el convencimiento de que el método científico evolucionará poco a poco hasta convertirse algún día en una herramienta de conocimiento y exploración de ese Universo Interior tan desconocido para la mayoría.