Miedos
Las últimas semanas de Febrero han sido bastante extrañas desde el punto de vista de mi estado interior y mi salud física. Desde inicios de 2025 empecé a sufrir un agravamiento pulatino de los síntomas de una epicondlilitis que arrastro en mi brazo derecho desde hace unos cinco o seis años. A mitad de enero empecé a sentir que las molestias estaban extendiéndose al hombro y a la muñeca del brazo, y que el dolor empezaba a ser más intenso y más persistente.
Después de la grabación de la entrevista para un programa de TV y de la charla en Galicia el 1 de febrero, la cosa fue a más. Pero ya no sólo en cuanto a mi salud física, sino ahora también en mi estado interior. En cuestión de días me volví consciente de que muchas de mis motivaciones empezaban a desvanecerse, haciendo que dejara de lado poco a poco la lectura y otros quehaceres que estaba llevando a cabo hasta ese instante.
También me percaté de algo curioso, a la vez que inquietante, y es que los sueños que registré en enero y febrero mostraban por primera vez un cambio significativo en su contenido, empezando a incrementar mi preocupación por lo que me estaba ocurriendo.
Misteriosamente, en este período tuve tres conversaciones con tres amistades diferentes que me aportaron un mismo tipo de información por separado y que resonaba con el contenido de los sueños de estos dos meses y que me llevó a tomar la decisión de detenerme, mirar hacia atrás y dejarme sentir.
Los sueños
En los sueños registrados a partir de mitad del mes de enero y hasta poco, aparecen, entre otros, los siguientes temas:
- Cambios inesperados de planes
- Cambios de caminos conocidos por nuevas rutas inexploradas
- Pérdida de control del coche mientras lo conduzco
- Problemas aparcando el coche y accidentes varios
- Problemas para llegar y acceder al aeropuerto
- Problemas para realizar un vuelo directo con avión sin problemas
- Escenarios inundados de agua
- «Lo bueno está en el presente y el futuro. Lo malo en el pasado.»
Los comentarios de mis amistades cercanas:
La información que recibí de mis amistades de forma independiente rezaba lo siguiente:
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Un amigo me comentaba que quizás yo tenga que quitarme la mochila de mi pasado, que da la impresión de que retroalimento mis historias. También me comentaba que sigue estando presente en mi inconsciente el miedo a equivocarme y a ser juzgado. El miedo al cambio. Que le doy mucha importancia a la dirección del camino, como si existiera un lugar correcto al que llegar. Insistía en que no existe ese lugar, que sólo hay un camino que recorrer y se hace caminando paso a paso.
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Otra amiga me insistía en que proceso demasiado las cosas con la cabeza y debo empezar a darle más importancia a sentir con el corazón.
- Otra amiga me recomendaba un libro que vincula enfermedades con emociones, y donde el apartado dedicado a la epicondilitis reflejaba lo siguiente: «Mis codos me dan la flexibilidad necesaria en los cambios de dirección. En el caso de una inflamación, debo tomar consciencia del porqué o a qué opongo resistencia. Puede que esté desarrollando frustración después de acontecimientos repetitivos que se presentan en mi vida y tenga la sensación que debo constantemente amortiguar los golpes. Acepto luego soltar mis viejas ideas y mis viejos patterns para tomar la mejor dirección para mi evolución. Acepto también dejar circular el amor en los sucesos que se me presentan».
La mirada retrospectiva
La información que me llegaba de mis amistades cercanas me hizo sentir que había algo importante que no estaba viendo. Así que decidí parar el mundo y bajarme de él por un momento para ver qué había ocurrido en estos dos meses. Y lo que vi fue lo siguiente:
- Los días después de la charla sobre la muerte en Galicia sufrí un «enfriamiento» en cuanto a la motivación de poder comunicar y transmitir a otras personas. El hecho inevitable de mi tartamudez ocasional, momentáneamente agravada por el nerviosismo cuando tengo que hablar en público, hizo que volviera a sentirme avergonzado de mí mismo al pensar en ciertos momentos de la charla, pensando en qué habría pensado la gente al escucharme. Así pues, empecé a «distanciarme» de la idea de comunicar o transmitir información a la gente a través de mi voz.
Aquí pude reconocer mi miedo a equivocarme y a ser juzgado. Volví a recordar algunos de los comentarios que me transmitieron algunos de los asistentes a la charla en Galicia, y sentí que lo que realmente estaba ocurriendo es que me estaba juzgándo yo sólo, y, como siempre, de una manera extremadamente crítica y estricta. Entonces me recordé que he de aceptar quien soy y seguir adelante con ello.
- Mi padre iba a pasar por quirófano en las semanas siguientes, e iba a ser una operación bastante compleja y de muchas horas de duración. Es algo que había estado en el fondo de mi pensamiento todo el tiempo durante estos dos meses, especialmente desde que entramos en l mes de febrero. Después de la experiencia previa hace ahora poco más de un año, con todo lo que conllevó a nivel de sufrimiento junto con un potencial desenlace fatal, esta nueva experiencia me hacía sentir intranquilo. Sentía miedo y estaba intentando no verlo.
Reconozco aquí un miedo terrible a lo que viene que he intentado ocultar bajo la alfombra todo este tiempo. Las cosas vienen como vienen y no se puede hacer nada al respecto. No queda otra que reconocer el miedo atroz y afrontar la situación tal y como viene.
- La epicondilitis en el codo, con el dolor extendiéndose hacia el hombro y la muñeca de manera imparable, estaba poniendo en duda mi capacidad para seguir trabajando en el campo de la ingeniería, pues la computadora es mi herramienta principal. Además, un problema así en el brazo implica una pérdida de libertad enorme en el día a día. Y el hecho de que las sesiones de fisioterapia y gimnasio no estaban haciendo que mi condición física mejorara, me estaba abocando a una pérdida de confianza en una posible recuperación, con la consecuente pérdida de rumbo en el mundo profesional.
Aquí surge otro miedo terrible a lo desconocido, pues me es difícil pensar cómo subsistir de forma satisfactoria teniendo un problema severo de salud en el brazo. Tenía el sueño de poder dedicarme profesionalmente algún día a la investigación de los sueños y de lo sutil, desde una perpectiva técnica y científica. El hecho del problema con el brazo y el agravamiento imparable me estaba corroyendo por dentro. Sí, me estaba aterrorizando y yo no quería verlo.
- En este período recobré el contacto con una persona de mi pasado, alguien por quien tuve sentimientos profundos en su momento, hace unos años. El hecho recobrar ese contacto y el volver a redescubrir a esta persona desde otra perspectiva personal tanto mía como suya, me llevó en cierto modo a volver a sentir un pequeño atisbo de sentimientos muy hermosos hacia ella.
Este amago de despertar de sentimientos chocó de lleno con el recuerdo de la última experiencia que viví en mi reciente pasado y que fue demoledora, durísima y muy dolorosa. Pude sentir claramente el miedo atroz a volver a abrirse a otra persona a un nivel profundo.
Reconocimiento y aceptación
Una vez fui capaz de ver todos estos miedos en mí, no me quedó otra alternativa que reconocerlos y estallar a nivel emocional. Sí, reconocía el miedo a lo desconocido y potencialmente inevitable. Me volví a recordar que hay cosas que están totalmente fuera de mi control y que no me queda otra que reconocerlo y dejarme llevar. Y también me recordé que si algo parece no funcionar, quizás sea el momento de cambiar algo que lleve, con suerte, a otro resultado.
El simple hecho de reconocer y procesar todo esto en un rango de unos pocos días, me llevó a un estado de mayor tranquilidad y paz interiores que vinieron a plasmarse en un sueño muy especial:
Sueño de la noche del 14 de febrero de 2025
«Es de día. Estoy en una habitación del hotel en el que me estoy hospedando. No es mi habitación. Es la habitación donde duerme A. Estoy de pie cerca de la puerta, y al otro lado de la habitación está A tubada sobre su cama, con la espalda apoyada sobre la pared. Está viendo la televisión. Me acerco hasta quedarme de pie a un metro de distancia de ella. Está viendo un concierto de Phil Collins. Se gira hacia mí y me comenta que sería genial ir a un concierto así en directo. Le digo que puedo llevarla cuando quiera, la dejo en el concierto y la recojo al finalizar. Me comenta que sería genial ir los dos. Le comento que puedo buscar conciertos que nos gusten a los dos y miramos posibilidades. Me alegra la idea de ir juntos a disfrutar de un concierto así. Me acerco a ella y apoyo mi cabeza sobre su hombro, mientras sigue disfrutando escuchando a Phil Collins. Siento mucho cariño hacia ella. Levanto mi cabeza y le doy un beso muy dulce y cariñoso sobre su mejilla izquierda. Se gira, me mira con mucha dulzura. Está muy a gusto conmigo y yo me siento muy feliz con ella.»
El sentimiento dentro del sueño era de una conexión, una tranquilidad y una felicidad completas. A es una persona que ha sido parte de mi vida y con quien tengo la suerte de seguir teniendo una bonita amistad. Algunas de las cualidades que asociaciones que le atribuyo a A son: inteligencia, educación, sensibilidad, razonamiento crítico, belleza y sensualidad. El sueño me hace sentir que reconocer y aceptar los miedos me he realineado un poco más a nivel interior, mostrando ese acercamiento con el reconocimiento de las cualidades proyectadas en A.
Este sentimiento se ha plasmado, en mi humilde opinión, en diferentes eventos en vigilia que cambian la perspectiva de las cosas.
Cambios en vigilia
- Algo en mí hizo que detuviera las sesiones de gimasio/fisioterapia, me tomara un respiro y replanteara la situación a los fisioterapeutas. Me plantearon dejar los ejercicios físicos de lado por un tiempo y realizar una sesión de fisioterapia especial para tratar el nervio del brazo. La llevamos a cabo y los resultados fueron inmediatos.
- Un amigo me comentó de buscar un osteópata, y pregunté en mi círculo. Otra buena amiga me recomendó un neurofisiólogo, al que acudí en dos sesiones. Me desbloqueó los tendones del antebrazo hasta tal punto que puedo volver a trabajar con el ordenador sin sentir molestia ninguna.
- Justo antes de la operación de mi padre, en el hospital se dió una situación muy extraña. Unos días antes, el cirujano nos había explicado los pasos a realizar el día antes de la operación, siendo extremadamente claro al respecto. Pues resulta que a última hora habían cambiado dichos pasos en el hospital. Algo en mi interior me dijo que esto no era correcto, pues era contrario a lo especificado por el cirujano. Así como otras veces me habría dejado llevar por la opinión de los profesionales, esta vez me propuse insistir en una aclaración por estos cambios. Al final, y depués de insistir a tres enfermeras diferentes, la última comprendió mi posición y accedió a dar los pasos que nos indicó el cirujano. La mañana siguiente, con mi padre entrando en el quirófano, el cirujano le preguntó si había seguido los pasos que nos indicó. Menos mal que la intuición me llevó a insistir hasta volver a los pasos correctos.
- Respecto al pensamiento de una hipotética futura relación, me di cuenta que, a pesar del dolor acumulado a lo largo de mi vida en distintas relaciones, el aprendizaje que ellas me han proporcionado ha sido de un valor incalculable, y han hecho de mí quien soy hoy. Así pues, el miedo es comprensible, pero la vida está para vivirla. Decidí seguir dejándome llevar por la vida y abrazar aquello que traiga a mi camino, teniendo en cuenta lo aprendido en el pasado, y caminando hacia el futuro desde el corazón y el alma.
Los sueños como GPS emocional
Me sigue maravillando el hecho de cómo los sueños también van marcando el camino a través de las emociones que emanan de ellos. Me resulta muy interesante cómo van despertando una intuición interior que me va permitiendo avanzar en la vida eligiendo el camino más adecuado. El sentimiento de estar muy bien acompañado a nivel interior sigue siendo abrumador, haciéndome comprender que hay «alguien» conmigo acompañándome en el camino. Y, además, esa misteriosa confianza interior que permite seguir adelante a pesar del miedo a lo desconocido, es más que bienvenida en este momento de mi vida.
Me atrevo a decir que, a veces, llego a sentir los miedos como oportunidades de cambio y de crecimiento. No resulta nada fácil llegar a este punto, y como ser humano, seguiré dándome de bruces con miedos. Sólo quiero ir creciendo interiormente para atreverme a fusionarme con estos miedos y seguir creciendo y disfrutando de la vida. Y mis sueños van a seguir conmigo iluminando el camino.